sábado, 29 de diciembre de 2007

Lagos - Un paraíso en Portugal - February 2002



Esta locación me cautivó apenas llegamos. La sugiero como posible destino turístico.

viernes, 21 de diciembre de 2007

Jueves 01 de Noviembre de 2007, 12:40 am - Carta n° 2

Estoy “azorada” por cada noticia que escucho o leo, por cada actitud que veo y siento de personas que me rodean más allá de mis padres y sólo pocas contadas con los dedos de una sola mano. Crisis. Crisis implica cambio y espero lo sea a favor a la raza humana. Es necesario que todos concibamos ese cambio. Crisis de valores. No existe el valor de la palabra, no existe la misericordia ni el perdón, tampoco el amor al prójimo. Para ello hace falta despojarnos de las miserias materiales que nos rodea… y más allá de esas miserias materiales, hace falta despojarnos de nuestras "miserias humanas": Envidia, individualismo, egocentrismo, aspiraciones materiales, sed de poder, poder y poder… los siete pecados capitales ya son parte de nuestras vidas y no sentimos su peso ni sentimos vergüenza siquiera. ¿A dónde hemos llegado? ¿A dónde queremos llegar? Todo vale y da lo mismo. “En tanto y en cuanto no me toque el mal a mí, todo está bien”- piensa el común de la gente-. Sin embargo, cuando la vida se encarga de pegarnos una cachetada pensamos: “¿Por qué a mí? ¿Qué hice para tener esto?” y renegamos de aquellos que no nos ayudan.

¿Acaso no sembramos lo que cosechamos? Si sembramos individualismo, sembraremos lo mismo. Si sembramos avaricia y egoísmo, también… y así sucesivamente.

Cuando Dios y la vida nos pone a prueba, renegamos de ellos. Pensamos que somos los únicos que tenemos problemas y minimizamos el de los demás.

Nos quejamos de los otros, de nuestros gobernantes, de nuestros curas y ministros de la fe, etc. etc. etc. ¿Y nosotros somos "perfectitos"? ¿No tenemos que cambiar nada en absoluto???? Para exigir a los demás, es imperioso empezar por uno mismo. Pero falta valor para mirarse al espejo y reconocer lo que se ve. Y nadie más que nosotros es el artífice de ello… fueron nuestras elecciones de vida las que nos condujeron a este resultado favorable o adverso. Y sólo nosotros podemos cambiarlo.

Estas palabras no son más que el resumen del cúmulo de experiencias que he recogido en todo este tiempo. Hablé por otros, defendí a otros, obré por y para otros… y sin embargo, de varios de de esos “otros” no recogí nada .. ni hablar de “su comprensión” y siquiera de un simple “gracias”; mas de otros sí sentí la retribución a través de sus actitudes de reconocimiento y agradecimiento... consideración. Aprendí mucho ... y todo ello me fortaleció también.

No me arrepiento de nada de lo vivido porque era necesario para crecer… di y me quedó el sabor agradable de haber dado sin pedir a cambio. Me ayudó a sentirme íntegra y a mirar con la frente alta sin lamentar nunca lo sucedido.

Saludos.

Miriam.