sábado, 17 de noviembre de 2007

Domingo 04 de Mayo de 1997 - Carta N° 1

Queridos míos:

A través de los años y de las diversas experiencias ambiguas (felices y dolorosas) que se presentan en nuestro camino, aprendemos a valorar las pequeñeces de la vida. Algunas personas aprendemos a ser pacientes, agradecidas, cautas y más sensibles; otras, contrariamente, no. Todo lo que nos "toca a flor de piel" nos afecta; mas a su vez, cada embate endurece más nuestra coraza cuyo único fin es promover nuestra supervivencia y autoprotección...

Tengo mucho por agradecer... MI VIDA, mis Padres, los seres que amo, la naturaleza toda, el día, la noche, el sol, la luna... el afecto recibido... y las pocas situaciones de dolor, gracias a Dios, pero que tanto me han enseñado... tanto que nunca me hubiese imaginado desprenderme del egoísmo innato que cada uno traemos consigo para ver las cosas desde tantas otras perspectivas aparte de la mía.

Cada día que me apresto a vivir, lo hago en forma plena disfrutando de las más pequeñas cosas. También hay momentos en que me siento abatida. Sin embargo, al realizar un balance de mi pasado y presente, me inyecto de ganas de vivir y seguir hacia adelante.

Concuerdo plenamente con las palabras de una muy conocida canción,
"Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me ha dado la risa y me ha dado el llanto..."

Saludos.
Miriam.

P.D.: Para aquellos que no me conocen, estas palabras no surgieron a partir de una situación de enfermedad o de dolor... sino por el contrario, me surgieron de una etapa de felicidad plena.

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